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Fem còmics al Japó, charla de los cuatro alumnos en el XXII Salón del Manga

Nos enorgullece confirmar que lo que empezó el año pasado como una experiencia piloto se consolida como uno de los cursos estrella de l’Escola Joso. Estamos hablando de Fem còmics al Japó, un auténtico tour de force en el que un reducido grupo de alumnos de Art Gràfic realizarán, a caballo entre Barcelona y Japón, una publicación bajo la tutela de los mangakas Ken Niimura y Takeshi Miyazawa para ser presentada a editores nipones en el Festival Comitia.

Alba Cardona, Carlos Moreno, Guillem Ferrer y Sandra Díaz fueron los seleccionados de este año, y además de exponer los resultados de su trabajo en el Salón del Manga, dieron una charla para explicar al público asistente sus avatares como mangakas en Japón.

Josep Maria Polls, jefe de estudios de l’Escola Joso, fue el encargado de presentar a los alumnos de Fem còmics al Japó e ir estructurando la charla alrededor de una serie de preguntas:


Josep Maria: ¿Cuál fue vuestra reacción al saber que érais parte de los seleccionados por la dirección y profesorado de la escuela para ir a Japón?

Sandra Díaz: Muchos nervios, ya que las esperanzas depositadas eran enormes, al igual que el esfuerzo realizado para poder ir.

Alba Cardona: ¡Muchísima alegría y ganas de ir a Japón!

Carlos Moreno: «Mamá, ya te devolveré el dinero, que es el viaje de mi vida y una inversión enorme».

Guillem Ferrer: No te das cuenta de lo que estás haciendo ni de dónde te has metido hasta que bajas del avión y pisas Japón. ¡Qué locura!

Carlos: ¡Sí, es entrar en el lavabo del aeropuerto y ya alucinas!

J. M.: La primera fase del curso es el mes de julio preparando el cómic mediante tutorías a través de Skype con los profesores y mangakas Ken Niimura y Takeshi Miyazawa. ¿Cómo se desarrolló?

Carlos Moreno: Pretendíamos llevar las páginas empezadas, pero invertíamos la hora semanal de tutoría vía Skype en hacer cambios en el storyboard, por lo que fue imposible tener páginas en limpio.

Alba Cardona: De la primera versión del storyboard a la final la historia había cambiado por completo gracias a las sugerencias de Ken y Takeshi.

Guillem Ferrer: Desde la primera sesión noté que tratábamos con auténticos profesionales por la calidad de los consejos que nos daban.

Carlos Moreno: Sí, y también te das cuenta de que tu inglés es una mierda, ya que te cuesta entender algunas cosas…

Sandra Díaz: También hay que decir que al conocerlos en persona fue todo muy natural y fluido, pese a habernos visto únicamente en las sesiones de Skype. La sintonía era muy buena.

J. M.: ¿Teníais libertad para escribir el guión de vuestras páginas?

Carlos Moreno: La única restricción era la extensión, de 10 páginas. Por el resto, podíamos hacer lo que quisiéramos, aunque nos recomendaron algo más costumbrista que diera lugar a historias cotidianas y cortas.

Guillem Ferrer: Antes de las sesiones de Skype ya nos recomendaron escribir sobre algo que conocieras o hubieras vivido, lo cual que vino de perlas para que el guión no se me fuera de las manos.

Alba Cardona: En mi caso excedía las 10 páginas y me ayudaron a acordar elementos para encajar la historia en esa extensión.

Sandra Díaz: Para mí también fueron de gran ayuda para sentirme cómoda con la historia y limitar el número de páginas.

Carlos Moreno: Aparte, teníamos la idea inicial de hacer historias cruzadas o crossovers, pero por cuestiones de tiempo y organización lo descartamos.

Carlos, Sandra y Guillem junto a Takeshi en su estudio de Tokio.
Carlos, Sandra y Guillem junto a Takeshi en su estudio de Tokio.

J. M.: ¿En qué medida os afectó el cambio o shock cultural a la hora de dibujar, ya que lo hacíais para un público japonés?

Alba Cardona: Me costó más la narrativa japonesa, ya que la mía es más francesa, con un mayor número de viñetas por página, mientras que la propia del manga es más lenta, con unas cuatro viñetas en cada plana. Sin embargo, en el dibujo no hubo problema alguno.

Sandra Díaz: Quizás encontré algún reparo en que me gusta añadir color a las páginas, y el manga es en blanco y negro. Por el resto, no tuve problema alguno.

Carlos Moreno: Invertías el tiempo que tardas en hacer tres páginas de un cómic de estilo europeo en contar lo mismo en diez páginas de estilo manga, para que os hagáis una idea de la diferencia narrativa.

Guillem Ferrer: Bueno, nos embarcamos en esto porque nos encanta el manga, así que por mi parte no hubo problema alguno.

J. M.: ¿Cómo es el estudio de un mangaka?

Alba Cardona: Nosotros trabajamos cuatro horas al día durante dos semanas en una habitación con la típica mesa baja y central japonesa, sentados en el tatami.

Sandra Díaz: Era muy pequeño, pero al mismo tiempo muy acogedor, y ellos estaban constantemente con nosotros, pese a tener sus propias mesas.

Carlos Moreno: Era como estar en familia, trabajando con amigos.

Guillem Ferrer: Tal cual, un apartamento con sus mesas, lavadora, cocina, etc. Todo muy hogareño.

Carlos Moreno: ¡Aunque sentarse en el suelo, a lo japonés, es muy incómodo!

J. M.: Aunque como en toda experiencia, también habrá una parte mala, imagino.

Carlos Moreno: Lo malo es recordarlo y echarlo de menos (risas). Lo malo fue que duermes muy poco debido al ritmo de trabajo, que tienes que hacer diez páginas en quince días y no puedes pararte a revisar muchas cosas.

Sandra Díaz: Es acostumbrarte a ese ritmo, cuesta y pasas sueño, pero damos fe que sí se puede.

Alba Cardona: Como un día no trabajes lo que debes, la faena se te va a acumular para el resto de días. No puedes fallar.

Guillem Ferrer: Es otro punto de vista sobre cómo trabajar y organizarse.

J. M.: Bueno, ¿Y qué nos podéis contar sobre vuestros trabajos? ¿Cuál es el argumento y cómo los realizásteis?

Carlos Moreno: Mi cómic trata sobre el bullying y está ambientado en el mundo del skate. Quería que fuera de diez páginas, pero finalmente solo pude hacer ocho. De hecho, si la hubiera contado como quería hacer y sin quitar profundidad a los personajes, habría ocupado unas 25 páginas.

Para empezar, hago un storyboard muy precario y de pequeñas dimensiones; a continuación trabajo las viñetas por separado, con lápiz azul, y sobre él entinto con pincel. De hecho, al usar esa herramienta iba más lento, pero confieso que es la parte que más me gusta. Suelo tardar lo mismo dibujando que entintando.

Posteriormente añado las tramas. Las empecé a hacer digitalmente, pero luego pasé a hacerlo manualmente de cara a los originales que iban a exponerse. Al principio parece divertido ir colocando las tramas una a una, pero acabas aborreciéndolo, ya que no es nada práctico.

Alba Cardona: Pretendía hacer algo divertido sobre fantasía, aunque tras hablarlo con Ken, terminé apostando por una mezcla de humor absurdo y romanticismo.

Mi proceso de trabajo es similar al de Carlos; empiezo con un storyboard pequeño con el que organizo lo que ocurre en cada página. Luego lo hago más detallado y lo amplio. A continuación lo entinto calcando, y el paso final es añadir las tramas. Hacerlo manualmente es muy esclavo, por lo que siempre es mejor tirar por lo digital.

Sandra Díaz: Quería que ocurriera en un ambiente marítimo y que la protagonista fuera femenina, pero tras hablar con Ken, optamos por una superheroína que está pasando su día libre en la playa… cuando aparece un monstruo dispuesto a arruinárselo. La peculiaridad es que Ken me sugirió que no la mostrase transformándose o con su traje, ya que está totalmente de vacaciones.

A la hora de trabajar, hago el storyboard en lápiz azul y en grande, entintando directamente encima de los bocetos. La trama acabó siendo digital por cuestión de tiempo.

Guillem Ferrer: Me gusta la acción y la lucha, por lo que si tenía que contar algo que conociera de primera mano lo más cercano es una pelea entre hermanos, así que opté por un combate fraternal sin diálogos, en el que el pequeño quiere poder derrotar al mayor por primera vez, pero la cosa se le acaba yendo de las manos.

Respecto a mi proceso de trabajo, no se diferencia apenas del de mis compañeros.

J. M.: ¿Y una vez acabadas las páginas, supervisáis la edición del cómic, su impresión y maquetación, o aprovecháis los 15 días de vacaciones para conocer Japón?

Guillem Ferrer: Por suerte, Ken y Takeshi se ofrecieron a realizarlo todo, por lo que pudimos disfrutar de la estancia en Japón.

J. M.: Presentásteis el cómic en el Festival Comitia. ¿Cómo fue el evento y las entrevistas con los editores?

Carlos Moreno: Es algo totalmente distinto a lo que tenemos aquí. En Japón llevan a cabo este festival indie cada tres meses, y dura unas cuatro horas, ya que está muy bien organizado y, sobre todo, orientado a los autores: haces cola y tienes entrevistas de tres o cuatro minutos con todos los editores presentes. Se espera que les presentes un one-shot de 35-40 páginas, que si les gusta te lo publican inmediatamente.

En nuestro caso, les sorprendió que fuéramos extranjeros , y respecto al material que les mostramos, les pareció totalmente publicable a nivel de dibujo, pero el problema era que las historias eran de 10 páginas, y no hay cabida para esa extensión en sus publicaciones. De todos modos, queda claro que si en un futuro realizamos proyectos de mayor tamaño podemos intentarlo nuevamente.

J. M.: Exacto; ¿Qué otras conclusiones o aprendizaje sacásteis de las entrevistas con los editores?

Sandra Díaz: Tienen un tarjet súper específico y te dicen sin embudos si encajas o no en él.

Alba Cardona: Me arrepiento de no haber preparado mejor el tarjet al que debería haber ido dirigido mi cómic, que estaba poco definido.

Guillem Ferrer: La crítica era totalmente constructiva y quedé gratamente sorprendido por la reacción positiva que suscitó mi historia. También me llamó la atención que lo quieren todo muy masticado y claro; nada de ambigüedades a la hora de explicar algo, por lo que si dos personajes se gustan debe quedar remarcadísimo desde el primer momento. Hay que hacer hincapié en las expresiones faciales, y en ese aspecto nos felicitaron.

Los cuatro alumnos de Fem còmics al Japó en el Festival Comitia, junto a Ken Niimura y el stand con su publicación.
Los cuatro alumnos de Fem còmics al Japó en el Festival Comitia, junto a Ken Niimura y el stand con su publicación.

J. M.: ¿Qué cambiaríais de vuestra historia?

Sandra Díaz: Estoy contenta con cómo quedó el guión. En todo caso, mejoraría el dibujo añadiéndole más fondos y detalle si tuviera más tiempo, pero vamos, que para haberlo hecho en dos semanas estoy contenta con el resultado.

Alba Cardona: Como he dicho, me centraría más en el tarjet, pero quitando esto, también estoy contenta con el resultado.

Guillem Ferrer: Me gustaría reforzar la parte sentimental, que es lo que me recomendaron los editares, además de alargarla.

Carlos Moreno: Mitad y mitad; reforzaría parte del guión, y en el aspecto gráfico me gustaría recrearme en los fondos.

J. M.: Y, finalmente, ¿Con qué os quedáis de toda la experiencia?

Carlos Moreno: ¡Con la comida! (Risas) Me costaría decidirme por algo en concreto, pero lo que está claro es que con Ken, Takeshi, haber hecho turismo y los compañeros de aventura.

Alba Cardona: Con Ken y Takeshi, que fueron majísimos. Hasta nos llevaron de fiesta con ellos. Fueron súper amables.

Sandra Díaz: Lo mismo. Súper profesionales y se portaron fenomenal con nosotros.

Guillem Ferrer: Haber estado en un país tan distinto, que te cambia la percepción de muchísimas cosas.

Carlos Moreno: ¡Sí! No hablan ni inglés ni tu idioma, y me llamó la atención que no hay papeleras, pero tampoco suciedad, lo cual dice mucho de esa sociedad.

Ah, y fui creyendo que era una utopía ser mangaka para el mercado japonés, pero no, es posible.

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