Aunque las charlas que se celebran en el salón todos los años se presentan a sí mismas como ‘clases magistrales’, hay que admitir que algunas son más educativas y magistrales que otras. Cuando Scott McCloud, un profesional del cómic y teórico de la educación audio-visual, quien ha dado conferencias y clases en el MIT, Harvard, Google, Pixar y ha escrito tres libros, tanto sobre la narrativa del cómic como sobre la revolución cultural, artística y técnica que supone (para mayor controversia entre los escépticos del poder de la tinta sobre el papel), entonces si, estamos hablando de una verdadera ‘clase magistral’.
Lo cierto es que no es el término lo que se quedó corto, si no la charla (de menos de una hora) que no albergó más que para ofrecernos una sucinta visión del credo y valores generales del autor en cuanto al trabajo: un proceso ‘fordiano’, unas vistas puestas en las páginas más que las viñetas, y la defensa de una imaginación más allá de lo visual… pero también de una alfabetización visual para revolucionar la educación.
Todo comienza con ‘El Escultor’. Esta es la idea que aparece en la cabeza de Scott McCloud hace treinta años: la historia de un super-héroe que podía crear y moldear estatuas para que cobraran vida. Esta es (más o menos) la historia que reúne hoy el tomo definitivo de ‘El Escultor’ (publicado por Planeta) que alberga unas 500 páginas de puro cómic, que McCloud comenzó a elaborar poco a poco cuando retomó su idea del ‘super-héroe’ hace cinco años. «Cuando estaba en el instituto, escribía mis ideas en esta libreta» nos dice a los que estamos sentados frente a él en el público, dando arranque a la charla con una imagen en el proyector, de una libreta gastada, con textura de pantalón tejano. Tras esto, el proyector nos planta la imagen de cuarenta páginas en miniatura, las primeras cuarenta páginas de ‘El Escultor’, elaboradas completamente en formato digital, puesto que hoy, Scott McCloud sólo trabaja a través de Cintiq.
Somos instruidos a partir de ese momento en su proceso de trabajo.
«No sólo pienso en una página, si no en muchas al mismo tiempo» dice, como tratando de corregirnos de nuestro error de que las viñetas son más importantes que la propia página, de que cada elemento debe tratarse por separado antes de ensamblarse y formar uno más grande «Si todas las viñetas tienen el equilibrio perfecto, están muertas». Scott nos muestra las diferentes capas que componen sus páginas, y que están dibujadas desde cero con Photoshop. Nos enseña los accesos rápidos que ha creado dentro del programa para poder ahorrar tiempo y trabajar más rápido. Nos muestra los bocadillos vacíos y luego, con texto, que añade en Illustrator («Tengo videos en Youtube al respecto de la rotulación»). Santi Casas, que dirige la presentación en el stand desde un segundo plano, añade su propio comentario cuando Scott comienza a admitir algunas de nuestras preguntas: «Scott fue una de las primeras personas en apostar por el trabajo digital».
Poco a poco, ‘El Escultor’ cobra vida ante nosotros.
Como decía antes, Scott McCloud ha escrito tres libros sobre «teoría del cómic»: ‘Undestanding Comics’, ‘Reinventing Comics’ y ‘Making Comics’. Según a quien le preguntes, se podría decir que es el principal teórico del mundo del cómic, o un desquiciado lunático (cita traducida textualmente de su página web). Para McCloud, la principal meta del dibujante durante el trabajo, es la narrativa. «Núnca escribo guión: comienzo en el boceto, y el diálogo nace directamente en el globo» esto ciertamente me llama la atención, pues incluso para un dibujante que trabaja sobre su propio guión, es de algún modo inusual «La historia no tiene forma física, es algo que va cobrando forma (…) Todo tiene como materia prima las ideas». Según nos cuenta, fue pensando en la historia de ‘El Escultor’ durante los primeros dos años… ¡y eso sólo para poder saber de qué iba a ir!
Sin embargo, cuando terminó las primeras cuarenta páginas, decidió que no le gustaba y volvió a empezar de nuevo. «Trabajaba 11 horas al día, 7 días a la semana (aunque el último año eran más bien 13). También fui a conferencias durante este tiempo… pero no lo consideraba trabajo.» Alguien le pregunta si el dinero fue un problema durante todo ese período, y él nos señala a su lado, al suelo, donde se encuentra sentada junto a un altavoz, su mujer Ivy (casi como si no quisiera robarle protagonismo). Según nos dice, ella por suerte ganaba más dinero que él en aquel tiempo. También nos confiesa que la editorial le dio el adelanto correspondiente al contrato que tenía por dos libros (y que, por supuesto, terminaría siendo uno).
Poco después de eso, nuestro presentador, Santi Casas, le hace a Scott una pregunta a título personal, referente a las páginas 34 y 35 de ‘El Escultor’ (y que si no has leído todavía, es mi deber prevenirte ahora de los SPOILERS). Quienes han leído el libro, sabrán que esas páginas están en blanco a propósito: durante la conversación que David (el protagonista, análogo de McCloud) tiene con su tío Harry (que es en realidad la Muerte) este le toca la mano y le muestra la nada, la ausencia de conciencia. El resultado es un recurso narrativo sencillo (obvio, a mi parecer, todo sea dicho) pero que demuestra lo poderoso que puede ser el lenguaje visual…que es la tesis de todo el trabajo y la carrera de McCloud (FIN DE LOS SPOILERS… para que os quedéis más tranquilos).
Como he dicho al principio, la charla se queda corta, y para terminar, Scott reflexiona sobre el papel del cómic en el futuro de la educación, en el potencial del recurso audio-visual, en cualquiera de sus formas, incluso como arma cuasi-revolucionaria contra el poder… o al menos eso es lo que me parece que da a entender. Personalmente, no lo sé: Internet ha ampliado nuestra cultura visual a través de videos virales y ‘memes’, que contagian de forma instantánea ideas y conceptos (simplones y estúpidos la mayor parte) a la conciencia colectiva mundial. La lucha del cómic por salir del ámbito de la cultura popular y hacerse un lugar legitimado en la cultura a secas, es una lucha que parece que siempre va a estar en marcha. Si hay una ‘revolución audio-visual’ en marcha para beneficio de todo la humanidad, es algo que en todo caso está por ver.
«Todo esto va a transformar la educación en los próximos veinte años» nos brinda Scott McCloud, antes de marcharse, tratando de esculpir para nosotros la idea de un futuro mejor.